4 AÑOS DE ACCIÓN SINDICAL

Perseguimos nuestros objetivos

Perseguimos nuestros objetivos, 

en las mesas de negociación, en los medios, en los centros, en las calles y en los tribunales.

En el Plan de Acción Sindical que elaboramos cada año, tomamos como referencia los fines y las características expresadas en nuestro marco estatutario, así como el programa electoral con el que concurrimos a las elecciones, fruto de las reivindicaciones de los trabajadores y trabajadoras expresadas en las asambleas. Dentro de nuestra acción sindical existen unos aspectos más generales -o estructurales-, que conforman nuestro planteamiento sociopolítico, y otros más específicos que nos marca la actualidad del día a día. Dedicamos todos nuestros esfuerzos en conseguirlos por tierra, mar y aire: en las mesas de negociación (Juntas de Personal, Mesas Generales y Sectoriales); en los medios de comunicación actuales: web, los correos, las ruedas de prensa y notas de prensa, por whatsapp, redes sociales y especialmente en las calles -que es nuestro medio natural-, también en los tribunales, donde hemos desarrollado una potentísima asesoría jurídica que supera el millar de asuntos judiciales vivos y un merecido prestigio.



Si por algo nos caracterizamos, es en sentirnos pertenecientes a la clase trabajadora, que va más allá de tintar las banderas de rojo o exhibir los puños en alto. Desde un punto de vista sociopolítico, cuando decimos que tenemos “conciencia de clase” es porque:

Luchamos contra la globalización neoliberal, doctrina que ha provocado uno de los mayores y más devastadores procesos de desregulación laboral, social y ambiental que se han conocido; que impone recortes severos en los gastos sociales, reduce los derechos laborales, expolia a los países pobres, privatiza, mercantiliza, antepone el interés económico a las necesidades humanas, y actúa siempre, en beneficio de las élites económicas y financieras.

Nos oponemos a reformas laborales que supongan retrocesos de los derechos sociales y mayores beneficios para las empresas; que abaratan el despido, incrementan la precariedad y privatizan las pensiones.

 

Rechazamos todas las guerras y el militarismo, porque no benefician a los pueblos y fomentan valores y prácticas totalitarias. También rechazamos el recorte de libertades civiles y la restricción de los mecanismos de participación democrática que supone la imposición de una ideología falsamente basada en la seguridad.

 

Consideramos que la paz es un valor esencial para la convivencia social y para la resolución de conflictos en todos los niveles. La violencia no se ejerce sólo en las guerras, sino que también existe en el seno de unas estructuras sociales injustas. Por ello, STE-CLM está comprometido con la difusión de la Educación para la Paz y con las alternativas de defensa popular no-violenta y a favor un mundo más justo.

 

Valoramos el medio ambiente como la casa de todo ser vivo. Nos comprometemos con la conservación de la naturaleza y somos crítico con el actual sistema político-económico, máximo responsable de su degradación y del expolio de los limitados recursos del Planeta.

 

Consideramos que el laicismo es la base de la convivencia ciudadana y democrática, en tanto que promueve la libertad de cada individuo para creer, o no, en cualquier religión o ideología y no genera barreras a la libertad de conciencia, el debate y la crítica libre.

 

Exigimos que el Estado y el conjunto de las Administraciones destinen como mínimo el 0’7% del PIB para la ayuda al desarrollo. Nos oponemos al derroche en gastos de protocolo y fastuosidad en cumbres, foros, reuniones, armamento, etc., un dinero que debe destinarse a la consecución de un mundo más solidario.

 

Defendemos la abolición de deudas ilegítimas que provocan pobreza en los pueblos del Sur y del Norte, deudas que deberían someterse al escrutinio ciudadano y proceder a su cancelación. Asimismo se aboga por derogar el artículo 135 CE ya que su actual redacción impone el pago a los acreedores y avala el austericidio de los países en desarrollo. Existe una situación de abuso e insolidaridad de los países del Norte hacia los del Sur —articulada desde unas estructuras financieras y unas normas injustas— que hacen que países con grandes dificultades económicas se vean inmersos en una terrible espiral de endeudamiento económico, sin poder cubrir sus necesidades básicas de alimentación, sanidad y educación.

 

Nos oponemos a que los niños y las niñas abandonen la escuela y sean obligados a trabajar o a ir a la guerra. En las últimas décadas la infancia se ha convertido en una de las mayores víctimas de las injusticias de la globalización, por hambre, enfermedades, explotación sexual, mano de obra barata y objetivo de los ataques bélicos.

 

Consideramos que la igualdad efectiva y real entre mujeres y hombres es un bien social cuya consecución hemos de perseguir para eliminar la injusticia más duradera y resistente a lo largo de la historia, el derivado de que las personas tengan distintas oportunidades y derechos por el hecho accidental y no elegido de nacer con un sexo u otro.

 

Defendemos el no pago por la ciudadanía de una deuda injusta generada para sanear a la banca y que ha supuesto, entre otras muchas injusticias, un deterioro de las condiciones laborales y retributivas de los empleados y empleadas del sector público en general, y del profesorado en particular.

 

Por todas estas razones, además de defender nuestras reivindicaciones “gremiales”, participamos en aquellas plataformas ciudadanas comprometidas con los ideales anteriormente expuestos: MARCHAS DE LA DIGNIDAD, PLATAFORMA NO MÁS PRECARIEDAD, NO AL TTIP, CETA, entre otras.