Somos escuela, somos pública



El 17 de junio de 1977, se constituye el SINDICATO DE TRABAJADORES DE LA ENSEÑANZA, la génesis de lo que hoy somos “(…) de clase, unitario, independiente, sociopolítico, democrático, asambleario, reivindicativo y autónomo”. El paso del tiempo ha añadido nuevas señas de identidad, convirtiendo al STE en “feminista, ecologista, pacifista, defensor de la interculturalidad…”. Aquellas personas que pensaban que “otro mundo era posible” se comprometieron en la búsqueda de una sociedad más justa, y qué mejor camino que el de la Educación. Al cumplir ya más de 40 años como alternativa sindical asamblearia, podemos presumir y no ruborizarnos de más de 4 décadas de honradez, sin un solo escándalo relacionado con los sempiternos EREs, falsos cursos de formación, negociación de planes privados de pensiones, uso indebido de tarjetas de crédito, sospechosas promociones de vivienda o cualquier hecho fraudulento ligado al dinero. Seguimos la máxima de financiarnos con cuotas y no de los cuentos, marcando claramente la línea divisoria que nos separa del resto de organizaciones sindicales de clase.

Es tiempo de hacer balance de los 4 años de acción sindical, que discurre desde las elecciones sindicales de diciembre de 2014 a las próximas de diciembre de 2018, un periodo que suele denominarse “precampaña”. en el argot. Coincide casi en el tiempo, por un pequeño desfase de 5 meses, con la IX Legislatura de Castilla-La Mancha. Por tanto, nuestra andadura sindical comenzaba cuando el PP aún tenía el gobierno de nuestra región y batía todos los récords de destrucción de la red pública, la de todas y todos, la que asegura la equidad y la solidaridad de una sociedad. Los brutales recortes en educación, que mermaban hasta el 30% del presupuesto de esta Consejería año a año, que se reflejaba entre otros muchos en un ERE masivo de 5.312 profesoras y profesores, que condenaron a miles de familias a la ruina de su proyecto de vida, despoblación de nuestra tierra y empobrecimiento intelectual y social por la consecuente “fuga de talento formativo y formado”, a otras regiones y en muchas ocasiones a otros países. No contentos con esta situación, al PP no le tembló la mano en sancionar y perseguir a aquellas personas que protestaron, se opusieron activamente y convencieron a los demás para defender enérgicamente el bien común. Si algo caracterizó a Matilde Castilla en Ciudad Real, José Manuel Zarco en Cuenca, Ángel Renieblas en Guadalajara o José Manuel Oviedo en Toledo, fue que desde su posición más o menos estable como funcionarios de carrera, pasaron de las palabras a los hechos en defensa de los afectados y afectadas por la crisis de manera más directa. Todos fueron represaliados. La historia los absolvió, en primer término el profesorado de Castilla-La Mancha que eligió -a través de las elecciones sindicales-, para la Presidencia de sus respectivas Juntas de Personal y posteriormente los tribunales dándoles la razón; incluso a día de hoy las madres y padres, las administraciones y organizaciones cívicas y sindicales, acaban de poner su nombre a la escuela donde José Manuel Oviedo ha impartido sus clases: “CRA RÍO TAJO-JOSÉ MANUEL OVIEDO”, de Alcolea del Tajo. Si ponen tu nombre al centro de trabajo donde desarrollas tu magisterio, por algo será. La palabra convence, pero el ejemplo arrastra, y el profesorado de Castilla-La Mancha supo valorar los comportamientos de mujeres y hombres de nuestro sindicato y nos otorgó su confianza con unos resultados extraordinarios en Educación y también en el resto de Consejerías, a través de nuestro sindicato STAS-CLM, de modo que INTERSINDICAL DE CASTILLA-LA MANCHA, que es la Federación que nos aglutina para ser más fuertes, consiguió por primera vez representación en la Mesa General de la Función Pública. Por sus obras los conoceréis, como en el caso de “los 5 del Buero”, donde Cospedal sobrepasó el umbral de la decencia y pidió hasta penas de cárcel. De los “5 del Buero”, 3 pertenecen a STE-CLM. El lector seguramente no lo sabría, pero con total seguridad, no mostrará extrañeza al respecto.

Ya con el gobierno de Page, las esperadas mejoras no llegaban, por ello STE fue el primer sindicato en manifestarse ante la Consejería de Educación, para recordarles que la sociedad no les ha dado un cheque en blanco para que sigan perpetuando políticas que se han rechazado, sino que demanda un cambio y con este no llega. No nos van a callar con cantos de sirena y palabras vacuas, o el buen talante de Felpeto, exigimos hechos. El tiempo de las promesas ya pasó, aún estamos a la espera de que se cumpla el programa electoral del PSOE y el acuerdo firmado ante notario de PSOE y PODEMOS para la gobernabilidad de CLM. Ni una mala palabra, ni una buena acción -de calado-.

Por todo ello, y tras la celebración de asambleas con nuestra afiliación, desde STE-CLM recogimos el testigo que se lanzó desde la Plataforma Estatal de la Escuela Pública y convocamos huelga el 9 de marzo de 2017. Ese día salimos de nuevo a las calles a defender la enseñanza pública, ya que poco o nada se ha avanzado. También convocamos en solitario la histórica huelga general del 8M de 2018, que invadió de violeta las calles de toda CLM y toda España, pidiendo dignidad feminista, y que puso de manifiesto el enorme potencial de movilización y transformación social. Mientras otros, de cuyo nombre no quiero acordarme, hacían paros de 2 horas y dedicaban su acción sindical a decir a las mujeres, que si hacían huelga les quitaban el salario también del fin de semana.

Son muchos los retos que tenemos por delante y objetivos por cumplir, quizá de los más importantes sean la derogación de la LOMCE, la recuperación de ratios y horarios, y la igualdad de derechos para los compañeros y compañeras con unas condiciones laborales más precarias, el colectivo interino. No nos cansaremos de defender y no entonaremos discursos triunfalistas y autocomplacientes mientras el profesorado tenga que atravesar kilómetros y kilómetros de carretera -en muchas ocasiones desde otras CCAA-, por aceptar una jornada parcial, en medio de la nada, trabajando “comidos por servidos”, cuando no perdiendo dinero, en muchos casos dando materias de las que no se es especialista y, “sin rechistar” porque eres interino o interina, con el fin ir acumulando puntos para que algún día suene la flauta, le digas al tribunal lo que quiere oír y puedas disfrutar de un trabajo digno.